La instancia de observaciones en nuestro camino a la docencia son de gran importancia ponernos en la situaciòn aùlica nos lleva a repensarnos la idea de ser docentes, a tomar conciencia de la magnitud de nuestra responsabilidad como formadores, entender el valor de nuestra tarea como educadores. Pero estas no son frases hechas, en ese clase a clase, lo sentimos, lo vivimos y lo disfrutamos.
En mi caso particular, sentí que realmente elegí algo que siento desde adentro, algo que necesito ser, esos momentos vividos en las clases son únicos, poder transmitir conocimiento sin sentirte el dueño del saber, educar sin el puntero en la mano, ser un amigo que enseña y un profe que ayuda a aprender, son anhelos que veo muy posibles.
El conocimiento va a ser el "puente" que quiero transitar junto a mis alumnos, yo voy a ser la guía pero lo recorreremos a la par.
Esta etapa es enriquecedora en todos los aspectos, en nuestra carrera, en nuestra vida, en nuestra relación con los demás. Creo que, de alguna manera, nos acercamos a nuestros docentes y sentimos ese acompañamiento que tuvimos de nuestros padres en los primeros años de la infancia, cuando caminábamos atentos para no caer, pero apurados para llegar a destino.
Particularmente viví dos sensaciones intensas, por un lado el miedo a no cubrir las expectativas de mi docente y defraudarlo, que me llevó a tratar de hacer las cosas lo mejor posible, y por el otro, la incertidumbre de no saber si podía llegar a los chicos, llegar no a sus oídos y a su vista porque es fácil, sino llegar a su corazón. Creo que cuando un docente llega al corazón todo lo que venga de él será bien recibido.
Cuando me refiero a" llegar al corazón" no se trata de cariño, sino de conexión, de sentir que pueden confiar en mí, de que detrás del profe pueden encontrar alguien que cree en ellos y que está cada vez que lo necesitan.
La realidad social que estamos viviendo asusta, quizás sea muy ambiciosa mi visión de la relación docente-alumno, pero creo firmemente que se puede lograr, los jóvenes necesitan adultos que le muestren otra realidad, una que vale la pena vivir, esa que van a construir ellos mismos, pero no solos, con nuestro apoyo y colaboración.
Las ayudantias me fortalecieron interiormente, me ayudaron a crecer, siento que me brotan palabras como al poeta que escribe un libro, bueno, Ranciere en su" Pedagogía del maestro ignorante", habla de la lección de los poetas: "el artista, diseña el modelo de una sociedad razonable, donde eso que es exterior a la razón, la materia, los signos del lenguaje, es atravesado por la vooluntad razonable, la de decir y hacer experimentar a los otros aquello en lo que se es semejante a ellos" .
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