REFLEXIÓN: Acerca de la analogía que establece entre menu y currículo y entre el docente y su par cocinero-anfitrión:
Es perfecta la comparación. Así como el cocinero elabora su menú siguiendo una receta pero poniendo su toque personal, el docente puede inventar, hacer proposiciones, tomar riesgos cuando trata el currículo, para realizar su clase.
Los alumnos deberían tener la posibilidad de estar frente a varios menús para satisfacer su gula, el docente debe presentar múltiples maneras de llevar adelante su clase y lograr que los chicos queden satisfechos y con ganas de pedir otro plato.
Los ingredientes deben ser agregados en su justa medida, para enriquecer el sabor del menú, así debe el docente trabajar los contenidos para que la clase no caiga pesada y tampoco parezca que no la desgustaron.
Tanto cocinero como docente son artistas, trabajan duro para realizar su obra, la receta, la práctica; ponen su toque personal para que al finalizarla, los comensales tengan ganas de volver siempre al restaurante, a la escuela.
Acerca de los lineamientos de una Didáctica del Gourmet específica para Historia:
Es más que necesario aplicarla en el aula para salvar el problema que genera la falta de gula, tenemos que ofrecer mucho más que sopa "bebida", nuestros invitados, nuestros alumnos, tienen que degustar un plato sustancioso, con muchas nutrientes.
"Como anfitriones de cultura somos responsables de lo que trinchamos en nuestra mesa ", dice Glinka; tenemos que crear nuestra propia receta, todos los días, condimentarla mucho y siempre tener a mano un plato sorpresa, que mantenga atrapado al comensal para que nunca huya del "restó".
La educación se ha vuelto chata, llana; los chicos se aburren porque no están motivados, es hora de poner manos a la "cocina".
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